Tener los dientes blancos es una tendencia principalmente estética, todo el mundo quiere una sonrisa bonita pero hay más factores que se deberían tener en cuenta: quién se puede hacer un blanqueamiento dental y dónde debe hacérselo. Por ello, lo mejor es contactar con un profesional antes de lanzarse a la piscina.
En primer lugar hay que saber por qué los dientes cambian de color: los hábitos personales son los que en mayor medida afectan al color de nuestros dientes. Tomar alimentos con colorantes, beber té negro, café o vino y fumar son los más normales y dañinos. También hay algunos medicamentos que pueden deteriorar el blanco de tus dientes y ayudar a la aparición de manchas.
Lo más importante es visitar a un especialista que te asegure si realmente puedes llevar a cabo un blanqueamiento. No todos los pacientes pueden, si padeces una gran sensibilidad dental o algún problema de encías blanquear los dientes puede ser un agravante.
Hay muchos tipos de blanqueamiento, unos puedes hacerlos desde casa con algunos aparatos, pastas o colutorios; algunos en clínicas de estética y belleza, pero el más recomendable sin duda es el que te puedes hacer asistiendo a una clínica dental.
El tratamiento más común consiste en aplicar sobre los dientes luz fría y peróxido de hidrógeno y tras esto el cliente debe ponerse una férulas de peróxido de carbamida durante una semana para alargar e intensificar los resultados.
Muchos profesionales recomiendan una limpieza cada seis meses más que un blanqueamiento dental, ya que con las limpiezas se eliminan las bacterias que originan la coloración y por eso el blanco que se consigue es más natural, pero es cierto que con un blanqueamiento se consigue un color más puro.
El blanco es una tendencia, cada vez más a la alza, tanto que ha surgido el término blancorexia, obsesión que sufren las personas por tener los dientes blancos. Esta enfermedad es muy dañina ya que los que padecen esto suelen recurrir habitualmente a los blanqueamientos dentales en todas sus formas, así pues, hacen que el esmalte se dañe y se pueden llegar a provocar deterioros en los nervios y raíces. Por lo que recomendamos, ante todo no obsesionarse y visitar al especialista, quien te indicara cuál es el tratamiento más apropiado a seguir.